Entrevista a «Petróleo» 2da Parte

Continuamos con esta entrevista esencial al Maestro «Petróleo», creador del Estilo de Tango de Salón.

Logo de la Academia Nacional del Tango de Austria.

«TANGO interpretación milonguera. Primera persona del presente del indicativo

Logo de la Academia Nacional del Tango de Argentina.
  • YO QUIERO Un tango danza que hable de recuerdos, que diga de tiempos, que me emborrache de emociones, que dramatice el sentir y lo vuelque en vivencias puras, que transmita estados anímicos superiores, que dicte normas elevando el mensaje a la suprema forma de expresarlo.
  • YO QUIERO Un tango milonguero que arranque de un compás y me lleve a las figuras verdaderas donde se encuentre la raíz de la danza, cuando al verlas ejecutar, suene y las baile al mismo tiempo con el que las desarrolla. Yo busco la calidad, lo superior; de lo bueno, de lo mejor, lo infinito, para poder decir como ASHTON «detrás del movimiento aún del más perfecto, hay un vacío, si no hay sentimiento».
  • YO QUIERO Ese sentimiento y aunque cueste hallarlo al encontrarlo lo vuelco, como la sal, que le da sabor a las formas reales de la danza.
  • YO QUIERO Un Tango que esté en el sendero de la verdad aunque se halle solo, siga adelante, que no desfallezca, y cuando las fuerzas se agoten usen el aforismo de Almafuerte que es: «no te des por vencido, ni aún vencido».
  • YO QUIERO Un Tango que toque los sentidos, porque encontró el camino que conduce a la belleza y no se bifurque en otros que lo puedan tentar con oropeles falsos de arte.
  • YO QUIERO Un Tango de renovación, de innovación, revolucionario, que modifique todo lo actuado, que tenga formas inéditas de supremo encanto, que toque los encuadres superiores, que alcance la cúspide de lo inigualado, y que todo lo actuado sirva de base, para levantar el pilar donde se sostenga la perfección.
  • YO QUIERO Un Tango danza con virtudes que desechen todo lo actuado en impurezas, que arroje todo lo espurio, que baile en todo su esplendor, que pasee las formas perfectas de lo lindo y nos ofrezca a los ojos la alegría de mirarlo.
  • YO QUIERO Un Tango con las formas clásicas de los movimientos que son: doblar, estirar, levantar, resbalar, saltar, lanzar y girar. Al que hay que agregarle otros para hacerlo más perfecto que son: arrastrar, golpear, trasladar, vocear, repiquetear y balancear. Aparte de hacer el «adaggio» en los silencios e incorporar el «allegro» para los momentos vivos, para pasar la barrera de la danza perfecta, para hacer de este baile enlazado, la manifestación más completa y estilizada en materia coreográfica.
  • YO QUIERO Que los pies y los brazos traduzcan el mensaje, el cuerpo, su «sandunga», este enjambre armonioso de conjunciones reales que lleva al tango a las alturas de la perfección, donde todos los elementos se compulsan para arrojar el resultado de la belleza, impulsado por las formas del clasicismo puro. Carlos Alberto Estévez (Petróleo)

EL ORILLERO

Casi a la terminación o postrimerías del siglo pasado Buenos Aires era una gran aldea, pero aumenta su caudal de habitantes considerablemente, debido a las medidas que emana el gobierno nacional, que promociona la inmigración. Para poder poblar y así lograr encauzar el país hacia su desarrollo orgánico y económico. Empiezan a escasear las viviendas en el centro de la ciudad. Los barrios urbanos se pueblan, los nativos que venían de la desmovilización de las tropas que habían combatido en el Paraguay, se afincaron en los aledaños o periferia de la metrópoli, con preferencia en las zonas de San Telmo, Boca, Corrales, Palermo y Recoleta, esta ubicación de residencia les fija un mote o apodo de «orillero».

Este personaje por temperamento propio rechaza los trabajos que le ofrecía la artesanía «gringa» recién incorporada al país, haciendo preferencia para desempeñarse en menesteres como: carreros, cocheros, mayorales, cuarteadores o lunfardos, ocupaciones que cumplía con cierto agrado.

Se divertía danzando los bailes de la época como ser: Polka, Fandango o Habanera en lugares de baja estofa, «bailetines» o lenocinios lo tenían siempre de cuerpo presente hasta que aparece una nueva música a la que denominan Tango, que el tiene el mismo ritmo que la Habanera o sea el 2 x4.

He ahí cuando se despierta el orillero, porque el oirla y hacerla propia fué todo uno, se dice asímismo que esta música nació para ser bailada, y se dedica con todas sus fuerzas a realizar lo concebido.

Como este es un personaje introvertido de una imaginación maravillosa, la lleva a la práctica, primero danzándola junta, a diferencia de todas las otras, que se bailaban separados. En el prostíbulo imagina la toma, pecho a pecho, simulando un abrazo, el cuerpo y las piernas completamente pegadas, caminando para atrás y para adelante. Más luego piensa que le falta una coreografía acorde a esta música y se le ocurre ensayar con otro orillero, uno haciendo las veces de mujer hasta encontrar las nuevas formas del decir.

Desprendiendo el sexo de la función bailable y logrando las figuras que la danza necesitaba. Era muy común ver estos ensayos en las esquinas de los barrios.

El orillero es un intuitivo del movimiento, es un hacedor múltiple, crea formas de baile con una facilidad asombrosa, así llega a inventar las que denomina: sentada, ocho, corrida, corte, medialuna, cruzado y quebrada y cien más, porque él bailaba siempre de una manera diferente logrando plasticidades insuperables en adornos y arrequives. Como este baile está en formación, él lo lleva con éxito a las «casitas» y algunos patios de conventillos. Porque en las reuniones serias, no podían tocar Tango por ser una música de baja condición social.

Después se logra la terminación en la construcción de la danza, debido a muchas competiciones que hubo, para saber quien era el mejor, al margen del rechazo de la sociedad de entonces, que no lo dejaba entrar en los salones. Así el tiempo nos trae el perfume lejano de algunos dibujos o formas que ellos habían inventado, que todavía perduran (aumentadas y corregidas) a través de las generaciones que la usaron.

Ahora los bailarines denominan con la palabra de orillero una manera de danzar, luciendo cortes y quebradas, al recuerdo y a la manera de como lo hacían ellos, ya que les debemos el principio y la creación de la danza.

GLOSARIO

Casita: lugares donde se bailaba Tango, regenteado por una mujer, un pianista que recibía propinas, pupilas para danzar y otros menesteres. Ejemplo: famosas María (La Vasca) y Laura. Carlos Alberto Estévez


Canyengue

Canyengue, voz filológicamente de origen indígena, cuyo significado, según algunos lingüistas, es: desgarbado o cansado. Pero la aplicación que le da el bailarín de tangos a este vocablo no tiene nada que ver con el significado real asignado ya que la utiliza para determinar un conjunto de habilidades coreográficas al por mayor con que se baila un Tango compadrón, en tiempo de 2×4, desarrollándolo con figuras y movimientos exagerados entre sí y ligados, y lo más complicados posible, para determinar un grado de cultura tanguística de alta escuela milonguera.
Para ampliar el detalle acerca de la manera exacta de danzarlo: con preferencia se usan las corridas, los cortes, o sea las paradas en seco, cortando el movimiento, como si le aplicaran un freno, se establece con pasos cortos y rápidos, a veces la cabeza rota de un lado u otro, como ayudando a los pies en el decir coreográfico.

Así, ese remarcar de notas de música o sincopado, que se caracteriza por el percutir de las cuerdas, sobre el cuerpo del instrumento, con la ayuda de la palma de la mano derecha (primer tiempo fuertemente alargado y marcado) que llega al oído del bailarín, acentuando el mensaje cuya paternidad y pertenencia son atribuídas al compositor y contrabajista de color Leopoldo Thompson.

Pero para el bailarín de tangos, este vocablo no es más que el nombre con que se define una modalidad de la danza, por su sola manera o forma de danzarla.

La compañera de baile

Qué importancia real tiene la compañera de baile en el Tango ! Por mejor que sea el bailarín, aunque conozca todos los secretos de la danza, si no tiene una mujer completa en el arte de acompañarlo, no puede comunicar el mensaje tanguero a la vista de los demás, bailará, pero sin decir elocuente, bailará sin transmisión emotiva, sin comunicar nada, bailará paseando las formas huecas y vacías de la danza.

Pero si la que comparte su baile adorna los movimientos, se desliza con exactitud matemática, conjuga los fraseos, gira, pica, amontona sensaciones, se presenta desplazándose con una elegancia natural que raya en la perfección, comparte la comunicación, agregándole una dosis de emoción y teatralidad para hacer de la pareja una fuerza representativa de belleza y arte… Es cuando el Tango danza gana altura y el duelo se materializa en tal forma, que se hacen imprescindibles, el uno para el otro fundiéndose en una sola persona a la vista del espectador.

En el desarrollo de la danza, es la que fabrica los arabescos, los adornos, y todos los movimientos que embellecen al Tango, raras veces los hace el bailarín. Las verdaderas bailarinas tienen el sexto sentido desarrollado para ejecutar cualquier movimiento en las equivocaciones, cubriendo el equívoco sobre la marcha, sin que el espectador pueda determinar si lo hubo.

Es la parte más importante de la pareja porque tiene que acompañar los movimientos que algunas veces crea el bailarín sobre la marcha, y alcanza la máxima expresión cuando es «ecuable» es decir cuando camina los mismos espacios, con la exacta noción del cuerpo y el tiempo. Como el Tango no tiene patrón ni coreografía determinada la bailarina tiene que intuir el movimiento que ejecuta el bailarín y acompañarlo con exactitud y sin esfuerzo aparente.

Mucho tiempo después de aprender a bailar tiene que pasar un período para adquirir una expresión de madurez, hay que practicar constantemente, para lograr que conjuguen cadencia con ritmo, elegancia con gracia, elementos fundamentales para lograr cumbres en la danza.
Dejemos aquellas bailarinas de raza a las que los dioses les otorgaron todas las condiciones naturales para destacarse, pero igual tienen que trabajar entrenándose.
Sin embargo el Tango no les dio la importancia que en realidad tienen.

Juan Cesar Mendieta (Congreve) 1945

Se diferenciaba de todos los milongueros por su estilo puro o pulido para danzar nuestro Tango, también difería de todos por la forma de vestir: pretina alta en el pantalón, saco de corte largo, corbata con nudo ancho, se parecía un poco a esos personajes, que dibujaba ese famoso lápiz que se llamó «Divito». Imponía respecto por su porte y su prestancia en el andar, la manera de frasear rayaba en las cumbres, dominaba el lenguaje de los movimientos y apuntaba su discurso a una inusual manera de decir, ya que la temática que empleaba, se ajustaba a un ordenamiento determinado, primero abría con un prólogo simple y sencillo, para luego entrar en el desarrollo, donde mostraba el bailarín consumado y para terminar en un epílogo prodigo de formas perfectas, adornándolo al final con un original encuadre de movimientos que solamente los virtuosos pueden lograr.

Así era su danza, deslumbrante, no así su vida sentimental, que resultó un fracaso y deterioró su existencia. Por esa causa dejó muchos años de bailar, como si se hubiese hecho una promesa a si mismo, por siempre. Al principio se dedicó a beber con exceso, pero con el alcohol no encuentró la solución, después se recogió interiormente cambiando todas sus costumbres, su mundo se sumerge en las sombras, abandona su profesión ya que era Profesor de Danzas, hasta que sorpresivamente un ataque al corazón, troncha su vida. Fue el bailarín olvidado, igual que su tumba, donde había tanto abandono como en el cuadro dramático de su existencia. Sin embargo el Tango le debe un homenaje a su memoria y Caballito su barrio de pibe, una recordación por ser uno de sus buenos bailarines.

Cuando el Tango era danza

Desde su nacimiento hasta la terminación de la década del veinte el Tango era una música que exclusivamente se ejecutaba para bailar. Así se hacía, porque en una reunión danzante si el cantor o chansonier cantaba, los asistentes a la misma se molestaban, a veces lo silbaban, otras lo gritaban, exponiendo su desagrado de una manera u otra.

Por eso cuando se incursionaba en el canto, se lo hacía solamente, acompañado de guitarras.

El asiduo a los bailes quería siempre bailarlo instrumentalmente. Lo solía bailar, con ciertas licencias (cortes y firuletes), pero en los salones estaba prohibido. En un determinado lugar bien visible siempre rezaba un cartel con esta leyenda: Prohibido bailar con cortes» y en las invitaciones que se repartían de práctica, insertaban aquel otro: «La Comisión se reserva el derecho de admisión» que marcaban una línea de seriedad.

No porque la danza del bailarín fuera hecha con cortes, si bien exageraba los movimientos atrofiándolos, parecían por la exageración una deformación, por eso siempre los que controlaban los bailes ponían reparos, pero en verdad era porque los que la miraban no sabían nada de danzas.

Porque el Tango que danzaban era primitivo en sí, las figuras eran simples, el desplazamiento inexperto, el compás y el ritmo que transmitían no había alcanzado la plenitud de formas que existe ahora, pese al tiempo transcurrido desde su iniciación, le faltaba la integración de elementos coreográficos.

En la formación de prismas visuales, el Tango se bailaba con corridas, medialunas, ochos y algunas sentadas.

Todavía no se había incorporado el sobrepaso, que determina el comienzo o el principio de una nueva línea. Ya en la corriente nueva se desprende el corte por ser una exageración en la mente del bailarín, se ordenan los movimientos, encauzándolos hacia un ajuste perfecto.

Es un equívoco que los bailarinas de antaño eran mejores que los de ahora; si bien se les debe la originalidad de los primitivos movimientos y las bases fundamentales con que se creó el Tango, aportando la toma y el enlace de una manera diferente a todas las danzas del mundo, es cuando los cuerpos de la pareja de bailarines se unen como si estuviesen pegados, simulando un abrazo y con esta posición desarrollar la danza. Cuando la pareja baila separada o suelta, rompe la raíz establecida por los creadores, y a la modificación renovadora la denominan «fantasía».


Imagínense un Tango ejecutado por una orquesta de la Guardia vieja en tiempo musical que se tocaba al principio, o sea en 2 x 4, con aquellos músicos que casi ninguno conocía. «Notación»? la mayoría eran «orejeros» y lo volcaban a la «parrilla» es decir: como salía. Con esos pobres sonidos que oía el bailarín, tenía que crear la danza y la creó. Qué mérito grande el de estos bailarines ! casi todos eran «orilleros».

Recordemos al primero, hoy un poco olvidado: Pedrín de San Telmo, que su prestigio de extraordinario bailarín cruzaba todas las latitudes de la gran aldea. Como el Tango no tiene patrón coreográfico, lo establecieron al nacer los orilleros que siempre lo danzaban diferente.

Pero hay que guardar ciertas normas inamovibles como ser: elegancia, justeza, armonía, compás, ritmo y sandunga.

(SANDUNGA: Donaire y atractivo que tiene una persona. Nota de El Tordo )

Hay que agregar también la potencia, la fuerza y la comunicación con que se conjuga el movimiento. Buscando la pureza de las formas, en el momento de danzarlo, hasta lograr la belleza en la acción, con todos estos elementos se logra un buen danzarín.

La Milonga Moderna

Ahora que las grandes orquestas del Tango están desintegradas y esos conjuntos que antes se utilizaban para bailar desaparecieron, ahora los que existen tienen costos tan elevados que es imposible contratarlos, por eso los empresarios que dan baile tienen que recurrir al disco para cubrir la falta de estas agrupaciones y por ende abaratar los costos. Como debe ser un buen negocio esto de dar baile, casi todos los bailarines que han logrado un poco de cartel en la milonga, por una circunstancia u otra ensayan la forma de hacer eso, para usar el conocimiento que tienen en la materia, la idoneidad y al mismo tiempo ganar dinero. Algunos fracasan, porque no es tan fácil ser empresario, otros continúan luchando, salvando los gastos y los menos son aquellos que tienen su gente que los sigue a través de los años y algo ganan.

Sin embargo el conglomerado que concurre a bailar siempre es el mismo, el aficionado a la danza pertenece a un grupo estable y permanente del que de tanto en tanto se desgranan algunos y a su vez se incorporan otros, equilibrando la balanza.

La cofradía de los milongueros es como una familia, siempre concurre donde pasan las mejores grabaciones y por tanto frecuentan los mismos lugares, se logra un conocimiento entro los asistentes, que con el correr del tiempo se troca en amistad, es por esa misma razón que no se compita más bailando como ocurría antes.

A la falta de los conjuntos orquestales, se creó una nueva profesión, que es el disc-jockey, que ordena la manera de pasar los discos, de una forma que regula la danza, pasando música de un ritmo diferente, cada media hora, sin darle preferencia a ninguna, no como antes cuando tocaban las típicas que el 50% era música de Tango y la otra mitad era internacional.

Los tiempos cambian, los horarios para danzar son diferentes en la milonga moderna. Está anunciada para las 22 horas, pero la mayoría de los asistentes llega después de la media noche, prolongándose hasta pasadas las 4 horas. Hay una tónica nueva, las mujeres pagan la entrada en los bailes, cosa que antes no ocurría pues era completamente gratuita. Ahora hay bailes todos los días sin excepción; antiguamente se le daba preferencia a los días Sábados y Domingos por ser días festivos; como la gente no trabajaba era mucho más factible la concurrencia.

El milonguero

Ególatra por convicción, en el momento en que aprendió a bailar el Tango con cierta soltura y dominada una cantidad innumerable de figuras y formas de baile, que lo colocan en un lugar de privilegio dentro de la danza ya se cree el dueño absoluto de los movimientos, que los luce con un tren de superioridad menospreciva, está convencido que es el rey y no se aviene a ninguna reconvención que le demuestre lo contrario. Pero no es así, ya que es la vista de los demas la que lo ven y pueden ser árbitros justos, al respecto de la bondad de su danza.

Sin embargo, es indiferente a la opinión de los demás, sale a bailar envanecido de que ostenta galardones del mejor y luce en todas sus danzas la mayor cantidad de arabescos posibles. Está convencido de que haciendo el máximo número de registros o formas, es el mejor. Sí por ventura, ejecuta un movimiento que es bueno, no lo luce en todos sus bailes, lo reserva para las grandes ocasiones, jamás lo va a enseñar, tiene miedo de que se lo copien y se lo guarda como una carta de triunfo, para jugarla, o mejor dicho, para usarla en el tapete de sus escenarios en el momento propicio.

Al Tango, que es un sentimiento transmisible, lo domina en todas sus formas tal cual siente la comunicación, que palpita en él, y la vuelca con todas sus fuerzas.

En la milonga, siempre que puede, crea un clima de competición estableciendo un duelo silencioso, con los ocasionales asistentes, mostrando sus figuras, con todas sus fiorituras y adornos, amontonando movimientos, creyendo que esta manera es la forma más correcta y exacta de danzar.
Siempre va a danzar temas clásicos, de viejo repertorio rítmicamente bailables, siente la necesidad de mostrarse; muy pocas veces baila para él mismo, porque la ostentación y la vanidad le obligan a hacer movimientos exactos para mantenerse en el nivel superior, colocándose en los primeros planos, poniendo todas sus fuerzas y su empeño para mejorar y superarse. Será siempre milonguero, pero para llegar a ser bailarín, tendrá que recorrer caminos completamente opuestos .

Danza Espectáculo

Si una pareja de bailarines se decide a prepararse para dar espectáculo, para vivir de la danza, para profesionalizarse, habrá de dedicarse intensamente, y volcarse enteramente a ese menester.

Hay que trabajar en movimientos espectaculares y ensayar permanentemente formas que llamen soberanamente la atención, siempre respetando la raíz de la danza. No harán el bailarín y la bailarina, un Tango liso, un decir silencioso y comunicativo, que traspase los sentidos y llegue al fondo del alma, a lo íntimo, a lo interno, lo que solamente pueden captar los que palpitan y saben de la emoción. Hay que hacer un Tango gimnástico que toque lo acrobático, espectacular, que llegue a la sensación, y original, que a nadie se le haya ocurrido anteriormente.
Así con estas formas se logra metalizar la danza y se gana dinero, pero bailando un Tango, la pareja no puede sobrevivir. Está bien que bailando el Tango para uno mismo, se logren una emoción y una satisfacción que cubren sin límites la ambición más exagerada, y complace su espiritualidad, la que necesita eso que el Tango le dice y le comunica. Pero de esa manera nadie lo va a contratar y de la otra, hay muchas mayores probabilidades, el público en general conoce muy poco de Tango-danza.

Los bailarines que están en el espectáculo han fabricado una danza de Tango que es de exportación, que se la venden a los turistas, que no tiene nada que ver con la real.

Como los de acá también la ven, sus ojos se acostumbran a esos movimientos, que de tanto mostrarlos, se le hacen carne, como si fuesen valederos. Pero el Tango-Tango es otro.

Y así sigue delineándose la coreografía del tango danza, ahora que la T.V. le da la oportunidad de mostrarlo en casi todas sus formas.

Lástima grande que sus verdaderos cultores no se aproximan; alguno que otro sí, pero la mayoría no se ha mostrado.

FORMAS DE BAILE

La lucha por ser el mejor bailando, establecida desde que nació elTtango, sigue existiendo, ‘los orilleros» la empezaron, la continuaron los que han venido detrás y no se extinguirá nunca, porque es una de las bases fundamentales de la superación de la danza, es algo congénito del Tango, porque cada uno lo interpreta a su manera y lo define de acuerdo a su sentir. Es el incentivo permanente que obliga a los que danzan a mostrarse en un plano de permanente superación.

Porque el bailarín de tangos siempre cree que la danza que muestra es la mejor, esa egolatría congénita que el 2×4 o 4×8 le transmite, así llama fantasía al Tango suelto, denomina «canyengue» al exagerar y amontonar figuras y califica de «orillero» hacer movimientos antológicos que nos legó la antigüedad de la danza, «Salón» es un Tango liso, sin arrequives, ni adornos, caminando con elegancia, llevando ritmo y compás con exactitud milimétrica.

Un buen bailarín transita por todos los estilos y crea nuevas modalidades.

EXPRESION

Porque al bailar los porteños un Tango, le agregamos ese decir misterioso, que nos transmite Buenos Aires; es un aire diferente, es un halo de danza personal, al igual que en el idioma: esa entonación o gracejo al hablar, esa modulación en la voz, que nos define, nos ubica y determina la latitud en que hemos nacido.

A los movimientos les damos una expresión diferente, tan nuestra, que al observarlos podemos determinar con exactitud, sin temor a ningún equívoco, quién baila como nativo de la ciudad y quién no.

Bailar

No me explico el impulso que lleva al hombre a bailar y por qué lo hace, sin ninguna recompensa material. Aún no ha sido explicado y es posible que el punto de vista que encara el bailarín, para enfocar el asunto, sea el de divertirse, otros por oír música, otra la conquista, y un sin fin de objetivos que quiere alcanzar el hombre que se dedica a la danza.

Al principio lo toma así, pero al tiempo la danza empieza a ocupar un lugar en el que lo obliga a perfeccionarse, para agradar a los que lo miran y la música pasa a ocupar todo su ser y tiene que bailar y hacerlo bien. Entonces se la ocurre la idea de bailar bien y busca a los mejores profesores o maestros del género para alcanzar ese menester, empieza a ensayar con frecuencia, a practicar sostenidamente, a tratar de llegar al fondo de la danza, pero no hay nada que hacer, jamás llegará a ser un buen bailarín.

No puede aprender, y otros a los que los dioses les otorgaron todas las condiciones naturales para ser el mejor bailarín, no tienen en si la llama de la ambición y no quieren mostrarse nunca, salvo raras veces cuando su indolencia se deja vencer por el orgullo y muestra su real capacidad que deslumbra o resplandece.

Lástima grande para la danza que pierde sus mejores e insuperables gestores. Cuando un movimiento se gastó, es decir, se usó mucho, se modificó, se cambió, se refundió, se disfrazó, cuando cumplió su ciclo, hay que dejarlo a un lado y crear uno que lo sustituya en toda su extensión.

Los movimientos son la vida de la danza, hay que renovarlos constantemente para alegría de los ojos que lo ven, así incluso el ego del bailarín se justifica en la creación y logra la superación ansiada.

La danza. como las ideas, es de aquel que la sabe manejar; el estilo es una cosa netamente personal, lo define un sello inconfundible que lo determina. Es la linea que traza las formas reales y exactas, el modo peculiar de cada uno.

MILONGUERO VIEJO

Cuando un bailarín tiene que salir en la milonga a bailar un Tango, un Tango de esos en que se juega el prestigio adquirido a través de muchos años en el trajinar milonguero…Voy a narrar omitiendo el nombre de pila y el seudónimo del milonguero, porque no hace al caso, para encuadrar las acciones en que fué protagonista en la reprise a su círculo: el hombre de marras se había retirado y ya vuelto a la rueda de mundo bailable, sus amigos que lo hablan sostenido como un ídolo a través del tiempo le piden que baile un tema. No puede negarse, pero ahí están los que han ocupado su lugar, los que han acaparado sus aplausos o se han arrimado de cerca a su fama.

Y sale a bailar poniendo su prestigio como escudo, buscándose a sí mismo para encontrar las fuerzas necesarias para superar el evento y no las encuentra. ¿Por qué no las encuentra? voy a contestar: el tiempo no perdona, en danza nadie se puede detener.

Lo de ayer ya pasó, está colgado en la percha del recuerdo; hay que avanzar, si no, los que vienen detrás nos pasan por arriba.

El bailarín tiene que ceder al empuje del tiempo, no puede sostenerse a través del calendario. Por eso ese viejo bailarín perdió la partida, porque el reloj dijo no, y la fama, acumulación de elogios y loas, se desmoronó como un edificio construido sobre arenas movedizas.

Qué es lo que llevó al bailarín a salir a bailar ?: satisfacer su amor propio, porque en el fondo no hay más que ello. No tiene otro objeto que el mero hecho de querer ser el mejor.

La fuga coreográfica del Tango en la imaginación del bailarín se produce cuando deja un tiempo de bailar. Las ideas están presentes pero cuando las quiere desarrollar se le embotan, por falta de práctica permanente.

Por eso cuando quiere cotejar los valores de formas al danzar un Tango, se encuentra que sus figuras son añejas, añadiendo la falta de estado atlético que se requiere para bailar bien.

He ahí por qué en la danza se necesita un entrenamiento constante para poder coordinar los movimientos con las ideas. Si alguna vez se alcanza la cúspide o una altura respetable en este menester, para mantenerse en ese nivel es necesario superarse mentalmente y cuidar su estado físico en base a un entrenamiento ordenado. De lo contrario lo ocurre lo que lo sucedió a este viejo milonguero.

FUERZA

¿Qué fuerza empuja al bailarín de Tango a ser mejor y superarse permanentemente para el logro de alcanzar el Estrellato en su danza? la vanidad no creo; el dinero tampoco; porque se gana muy poco, salvo honrosas excepciones.

¿Qué es lo que puebla el cerebro del bailarín, qué ideas fluyen de su imaginación para sentirse poseído por el Tango? Lo único que comprendo es que siempre quiere ser el mejor o el primero en estas cosas y hace todo lo posible por conseguirlo.

AFORISMO

El Tango nació para ser bailado y no se lo puede cambiar de orientación; su destino está signado, es un mensaje al que expresa la danza.

CUANDO EL TANGO EMPIEZA A ANDAR POR EL UNIVERSO

Cuando los orilleros y la chusma inventaron el Tango danza y el pueblo lo hizo propio, adornándolo con movimientos expresivos y enlazados, sin perder en ningún momento el sabor y las formas originales comunicativas, en ese instante, es cuando la danza gana altura y acompañada de su música, empieza a recorrer el mundo.

En su periplo, primero se instala en París (Francia) que lo acoge en su seno, como si fuera su hijo pródigo, y empiezan a emigrar los bailarines y los músicos de nuestra patria para venderlo como si fuera una mercancía y al mismo tiempo hacer conocer su coreografía los unos y sus composiciones los otros. Así los argentinos coparon la capital durante en los primeros años de la segunda década del siglo, enseñando y difundiendo el Tango que en aquellos tiempos era el baile de moda.

Cuando pasa la euforia de esta danza, algunos de éstos retornan a su tierra y otros se afincan en esos lares sin volver jamás. Pero no hay que negarles a estos, que fueron los verdaderos embajadores de nuestro Tango, lo mucho que hicieron por él, enseñando a bailarlo y a ejecutarlo, en su forma verdadera y auténtica.

En nuestros días aquella manera de expresarse, con sus movimientos, su postura, el enlace, la distancia, sus brazos y los pies, desaparecieron, porque las formas añejas de la coreografía, se fueron modificando hasta alcanzar visualidades nuevas, que lo hacen más lindo y más perfecto.

También se lo oye de manera diferente, porque los temas viejos son interpretados de otra forma por los conjuntos musicales modernos, alcanzando un sonido tan justo, que el bailarín tiene que superarse para transportar esas notas tan gratas y llevarlas a sus pies en forma real y exacta.